Y ahí estaba yo intentando alegrarte, ¿te acuerdas?, intento inútil. Era otra de esas tardes que solemos tener, rodeados de pláticas demasiado ajenas en un lugar ya conocido, ya explorado. Pero si, esta tarde era diferente.
Yo como siempre, no sabía qué hacer. A veces me siento tan mala para aconsejar que reprimo mi verborrea. Y me senté ahí, a verte, porque no, no te miraba. No sabía a que ponerle atención.
Intenté ayudarte, pero no sabía cómo. La vida te golpeaba y tú le respondías justo como ella quería. Bad answer, dude.
De pronto me di cuento de que no traías puestas las sonrisas. Me puse a buscarlas. Despues de un rato ya no sabía dónde buscar tus sonrisas... no las buscaba por ti, las buscaba por que se habían llevado (más bien robado) a las mías. Pero no estaban ni abajo del cenicero, ni de los limones... y no, tampoco estaban en el bolsillo del mesero, ni en su peluca...
Mejor me tomo mi chela y me fumo mi cigarrito calladita, pensé. La neta para decirte solo se me ocurrían cosas como: "Ya, a la verga, tomate la chela de fondo" o "na' más échate otro cigarrito y te tranquilizas". Si, esas frases se escuchan como una que diría ese tipo de adolescentes que yo llamo inmaduros y que confunden alcohol con diversión o que fuman para verse más "acá", de ese tipo de adolescentes del que soy parte en algunos momentos.
Pinches facetas viciosas las nuestras, compa. Desde entonces debimos bajarle a los carrujos. O bueno, igual deberíamos.
Ya wey, vas, se impulsivo, se tú mismo. Eso sí debía sacarlo, qué bueno que te lo dije, a veces se te olvida ser tú mismo. No importa cuál de tus "Tús" pero ser mínimo uno de ellos (de esos que se parecen a mis "Yos").
¡Más cerveza! No, tenía que recordar que la cerveza no ayudaba, tal vez los cigarros, el humo. Inhalar, exhalar. No, tampoco eso. Nada iba a ayudar. Nada. El tiempo seguía escapándose y yo seguía sin tener rastro de esas pinches sonrisas nuestras.
Luego llegó una pista. Nunca voy a olvidar esa risa, una de las más graciosas que he escuchado. ¡HEY! Ese hombre medio vacuno era el que tenía nuestras sonrisas, maldito...
Pues da igual si las encontré o como encontrarlas: ahí estamos, riendo de nuevo. Aunque hay probabilidad de que lo que haya funcionado no fuera eso de la risa cagada, tal vez fue eso de "tomarme mi chela, fumar mis cigarros y quedarme calladita" Lo que sea que haya sido (o como se diga), volviste.
Lo primero que hiciste: contarme... te sacas unas sorpresotas. Ya todo está bien. Ella mando un mensaje y ya todo está bien.
Crónica de otro martes en las rosas
"¿Pues entonces qué pedo?"
Abc's, Enrique, no escribo de él. Here's2you. That bad i was feeling... Impotencia, cabronsísima