Las horas en el hotel halagaban al horror. Hechizada en una hamaca, la honestidad hablaba hipócritamente.
Los hechos homicidas, con humor huracanado, hacían histéricos a los huéspedes que ya hurtaban hasta el hielo como huérfanos en el hoyo.
Un hombre humilde, algo hueco, hiperactivo y de huaraches, halló la habilidad de, con historias hastiadas de hipérboles, hacer humo a las heridas consecuentes. Y así, hacerle huelga a la histeria.
Héroe holgazán, héroe en ese hotel de la Habana.
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